Día de partida hacia un nuevo destino: el Loira. Pero antes paramos en Fougeres, para visitar su bonito castillo medieval.
Está muy bien conservado, con su foso, y todo el perímetro amurallado, aunque el interior es un poco más «pobre» lo cierto es que a las tres nos gustó mucho.
Hicimos un montón de fotos, ya que a cada paso nos parecía que había un lugar encantador en el que inmortalizarnos.
Todo sea dicho, unos días más tarde después de haber visto unos 1000 castillos más, la ilusión no era la misma, jeje. Pero ahora estábamos ahí, y recorrer el muro, subir torres, y otear el horizonte desde sus almenaras parecía algo mágico.
Además el día acompañó, así que razón de más para darle trabajo a nuestra cámaras. Incluso en las zonas en las que no quedaban más que unas columnas en pie, parecía que el sol las engalanaba para nuestras instantáneas.
También, como no, sacamos nuestro lado gamberro a relucir e hicimos un poco el gamba, que para algo somos lo que somos, y estamos como estamos, no?
Después de unas 3 horas y media de viaje llegamos a nuestro destino, La Vallé de Vaux, no sin antes parar a comer por el camino, esta vez en un centro comercial ya que teníamos que hacer compras para el apartamento, y cuando llegamos, como cada vez que íbamos a un lugar nuevo, nuestras caras eran de: ooohhh, qué bonito!!
Además el dueño de la casa era un encanto, y hablaba un poco el castellano, así que pudimos mantener más conversaciones con él, sobre todo en los desayunos, que con el resto de nuestros anfitriones.
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